(Lo escribí a los 17 años, aunque por algún motivo no está en mi cuaderno de poemas.)
Una historia muy particular
la que ataca terminó siendo atacada
por obra y gracia de su astucia.
Tejió su telaraña,
esperó pacientemente
para darle donde más le dolía
y la atrapó sin que se diera cuenta
volviendo eterna su agonía
que paz no pudo volver a hallar.
Su orgullo fue partido en mil pedazos
y sólo le quedó callar.
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